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Nosotros llegamos a la exposición por ser amigos del museo San Ildelfonso, el cual como parte de sus actividades para los miembros, organizó una visita especial guiada. La visita comenzó en el vestíbulo donde nuestra guía comenzó hablando, obviamente, de lo que es el estilo Art Decó. El Art Decó surgió en el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales: de 1920 a 1940 aproximadamente.
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Palacio de Bellas Artes, México DF.
Foto: maytevidri
En el Art Decó predominan los trazos sólidos que toman forma aerodinámica en clara alusión a objetos de la vida moderna del momento como los aviones, la radio, la iluminación eléctrica y los rascacielos. Así aparecen los bloques cubistas, rectángulos, trapezoides, estructuras facetadas, con forma de zigzag y múltiples formas geométricas. También se utilizan en abundancia las grecas y las líneas rectas. Las pinturas de Lempicka tienen como constante los rascacielos que le dan un toque futurista a sus pinturas. En el Art Decó se utilizan materiales como el aluminio, el acero inoxidable, la laca, y madera, entre otros. Sólo basta mirar el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes para entender claramente el concepto.
Interior del Palacio de Bellas Artes
Foto: César Caballero
Con respecto a de Lempicka, Tamara nació en Polonia. Aunque en el año de su nacimiento, 1895, ese territorio pertenecía a Rusia. Así que hay quien dice que es polaca y quien dice que es rusa. Nos contaron una anécdota de su niñez. En una ocasión sus padres contrataron a un pintor para que hiciera un retrato de su hermana y al ver el cuadro Tamara exclamó: “yo lo puedo hacer mejor”. Y así pintó su primer cuadro, el retrato de su hermana, cuando sólo tenía 15 años. En 1916 se casó en San Petersburgo con Tadeusz Lempicki, pariente lejano de la familia real rusa. Con la revolución, Tamara y su esposo huyeron a Paris donde nació su hija Kizette, y donde Tamara retoma su vocación tomando clases de pintura con André Lhote. De su marido toma el apellido como pseudónimo para sus primeras pinturas.
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Jeune fille en vert, 1930. Centre Pompidou, Museé National d'Art Moderne, Paris
Una buena parte de la obra de Tamara de Lempicka son sus retratos. Son famosos algunos de los retratos que hizo de su hija Kizette. Otro muy interesante que Tamara nunca terminó fue el de su marido Tadeusz. En 1929 se divorcia de él dejando inconcluso su retrato. Más tarde se casa con el barón Raoul Kuffner y así llega a continente Americano huyendo de la segunda guerra mundial. Primero vive en Los Angeles (donde por cierto conoció a Dolore del Río) y luego se muda a Nueva York. En total la exposición cuenta con más de 80 piezas entre pinturas al óleo, fotos y dibujos. A la salida de la exposición hay un video sobre su vida y la época que le tocó vivir. Vale la pena verlo.
En esas ironías de la vida, Tamara de Lempicka murió en 1980 en Cuernavaca (México), donde vivió los últimos años de su vida. A su muerte, siguiendo sus deseos, sus cenizas fueron arrojadas al cráter del Popocatépetl. Así que parece justo hacerle un homenaje en nuestro país, donde decidió quedarse para siempre.
Una vez terminada la visita, y para cerrar con broche de oro, nada como cruzar el eje Central para dirigirse a la famosa churrería el Moro, abierta 24 horas 365 días al año para tomarse un rico chocolate caliente con churros recién hechos. Justo lo que se antoja en una tarde-noche lluviosa. Y si tienen algo más de hambre, no dejen de comerse las tortas de pastor del negocio contiguo.