Abrimos el gran ventanal y un aire fresco, con olor a lluvia y tierra mojada inundó la habitación. El cielo se veía despejado y azul con grandes pinceladas de nubes blancas, y un gran barullo nos indicó que no éramos los únicos despiertos: cientos de pájaros peleaban entre sí por encontrar el mejor lugar en las sobrepobladas ramas de los árboles a la redonda. Lo frío de la mañana invitaba a salir a caminar y encontrar un buen lugar para desayunar.
La noche anterior, leyendo el Gatopardo del mes de mayo, me encontré una nota sobre un nuevo local llamado Le Pain Quotidien, ubicado en la calle de Amsterdam 309 –muy cerca del hotel—. La nota mencionaba las palabras “desayuno, pan hecho a mano, horneado diariamente, ingredientes orgánicos”. Suficiente para lanzarnos al ruedo sin pensarlo dos veces. El único reto era ubicarnos y saber en qué parte de la calle de Amsterdam estaba localizado el recién descubierto paraíso del pan.
Resulta ser que en la zona existió un hipódromo administrado por el Jockey Club de México, que tenía su sede en la actual Casa del Lago del Bosque de Chapultepec y que funcionó hasta la década de 1920, cuando los terrenos del hipódromo fueron fraccionados. La calle de Amsterdam era la pista original del hipódromo, de ahí su singular trazo en forma elíptica. El reto para ubicarse en esta calle es que, si uno desconoce esta singularidad, puede terminar dando un gran rodeo cuando originalmente se encontraba a media cuadra del número buscado.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiLeYlBvPDSB40M_nlLUkSy7yutuEJhlwkY9o_1Ss2imSXgNYq5XPgat3JUgKMD2ZeyhfYhdJuQk3mN6Crj3pYkOH8qzsBwgj6oG1Stw9Qw-IqZeZgxHuqMo7lFKtH0yMFfbq9EFiZLbK4/s200/Le+pain+quotidien.jpg)
Le Pain Quotidien es un verdadero paraíso para los amantes del pan. Está ubicado en un edificio sin mucho chiste. Pero tras cruzar la entrada que tiene un gran ventanal, los pisos de madera clara, las mesitas y la gran mesa comunal lo invitan a uno a sentirse como en la casa de algún conocido. Una gran repisa tiene mermeladas y conservas, y al fondo, el mostrador donde se puede comprar pan y pastelería.
El café y chocolate se sirve a la vieja usanza europea: en bowl. El cuenco chico es del tamaño de una taza grande, como para ricitos de oro, pero el cuenco grande, ese, definitivamente es para el mayor de los osos, es gigantesco. Para el chocolate amargo, te traen un bowl con leche espumada y una pequeña jarrita con chocolate amargo derretido. El mesero sirve el chocolate haciendo figuras artísticas sobre la leche, y te deja el resto de la jarrita para que puedas agregarlo al gusto. Todo es una verdadera delicia. Nosotros probamos el omelette: el mío de setas silvestres, y el de Efraín de jamón con queso gruyere, ambos servidos con ensalada y acompañados con dos rebanadas de pan doradito. Hay también Tartines, sopa del día y ensaladas.
Esta pequeña panadería-restaurante forma parte de una cadena belga, fundada por Alain Coumont, de 47 años y que ahora trae su concepto a México. El primer Le Pain Quotidien abrió en Bruselas en 1990. Ahora hay 88 locales en 11 países, y afortunadamente, no han perdido el toque de hacerle sentir a uno que está en un lugar único.
Lo siguiente que queda, después de semejante desayuno, es caminar al parque México y rentar una bicicleta para bajar algunas calorías. Mejor en Bici es un programa para compartir bicicletas en la Ciudad de México. En el df tienen 6 módulos ubicados en Polanco, la Condesa, el Centro Histórico, la Zona Rosa, la Condesa Chapultepec y Coyoacán; funcionan, en algunos módulos de lunes a domingo y en otros de martes a domingo, de 10 a 18 hrs. Para recibir una bicicleta uno debe registrarse y dejar una identificación oficial y un depósito de 200 pesos (unos 15 dólares), que se devuelven cuando uno entrega el equipo. El proyecto, dice su blog, es 100% mexicano, hecho por jóvenes mexicanos. Es una excelente idea.
El café y chocolate se sirve a la vieja usanza europea: en bowl. El cuenco chico es del tamaño de una taza grande, como para ricitos de oro, pero el cuenco grande, ese, definitivamente es para el mayor de los osos, es gigantesco. Para el chocolate amargo, te traen un bowl con leche espumada y una pequeña jarrita con chocolate amargo derretido. El mesero sirve el chocolate haciendo figuras artísticas sobre la leche, y te deja el resto de la jarrita para que puedas agregarlo al gusto. Todo es una verdadera delicia. Nosotros probamos el omelette: el mío de setas silvestres, y el de Efraín de jamón con queso gruyere, ambos servidos con ensalada y acompañados con dos rebanadas de pan doradito. Hay también Tartines, sopa del día y ensaladas.
Esta pequeña panadería-restaurante forma parte de una cadena belga, fundada por Alain Coumont, de 47 años y que ahora trae su concepto a México. El primer Le Pain Quotidien abrió en Bruselas en 1990. Ahora hay 88 locales en 11 países, y afortunadamente, no han perdido el toque de hacerle sentir a uno que está en un lugar único.
Lo siguiente que queda, después de semejante desayuno, es caminar al parque México y rentar una bicicleta para bajar algunas calorías. Mejor en Bici es un programa para compartir bicicletas en la Ciudad de México. En el df tienen 6 módulos ubicados en Polanco, la Condesa, el Centro Histórico, la Zona Rosa, la Condesa Chapultepec y Coyoacán; funcionan, en algunos módulos de lunes a domingo y en otros de martes a domingo, de 10 a 18 hrs. Para recibir una bicicleta uno debe registrarse y dejar una identificación oficial y un depósito de 200 pesos (unos 15 dólares), que se devuelven cuando uno entrega el equipo. El proyecto, dice su blog, es 100% mexicano, hecho por jóvenes mexicanos. Es una excelente idea.
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Con las bicis pudimos disfrutar de la zona durante un par de horas. Parando en las boutiques y tiendas que nos llamaron la atención (también te prestan un candado para asegurar las bicicletas). Quizás lo único que preocupa es el que al no cobrar, queda eso de que lo que no cuesta no se cuida. Ojala que los usuarios aprecien el proyecto y cuiden las bicicletas y los candados pues claramente, ni uno ni otro se podrían costear con el depósito de 200 pesos. En cualquier otro lugar en el mundo, este maravilloso servicio se tiene que pagar. Aquí, está al alcance de todos.
"Pasaban el invierno en el desorden
de un desván y el revuelo de sus timbres
era siempre el aviso de salida
para un tiempo sin fechas, soleado.
Por entre los maizales, las veredas
estrechas cara al viento. La disputa
por no llegar el último a la fuente".
José Antonio Mesa Toré
Las bicicletas
El amigo imaginario, Madrid: Visor, 1991